jueves, 27 de enero de 2011

EL PAPÁ MÁS FUERTE DEL MUNDO

            Todos los miércoles voy a la piscina cubierta de mi pueblo a impartir actividades de natación y siempre me quedo impactado cuando observo a un padre que disfruta en el agua con su hija, la cual no dispone de las facultades físicas para poder desenvolverse como el resto de personas. Tan sólo decir que admiro a todos los padres que luchan y se sacrifican en cuerpo y alma por sus hijos, porque un hijo/a para un padre o madre es lo más maravilloso que hay en el mundo. Os dejo un artículo y un vídeo que está relacionado con todo lo que he comentado y os lo muestro a continuación.

            Dick Hoyt sabe bien que ningún esfuerzo está de más cuando se trata de ayudar a un hijo. Él es una de esas personas privilegiadas que se crecen ante la adversidad para convertirla en momentos especiales. De hecho, el lema de la familia Hoyt es “tú puedes”; lo que ya demuestra la intención de no arrugarse ante los problemas.

            Hay quien dice de Dick Hoyt que saca sus fuerzas del hecho de ser militar y de su capacidad para disciplinarse y conseguir sus objetivos. Bien. Puede que en su caso sea así; pero conozco casos de matrimonios que tienen hijos con discapacidad y que, sin ser ninguno de ellos militares, si que enseñan día a día lo que yo admiro de ellos: que son verdaderos héroes.

            Hoyt no se resignó a que su hijo Ricky fuera un niño condenado, por su parálisis cerebral, a no poder vivir los momentos especiales que hacen de una vida emocionante y plena. Dos cosas me impactaron en lo más hondo de mi corazón cuando ví el siguiente video por primera vez. La capacidad de esfuerzo y sacrificio de un padre, y la mirada de amor que se cruza entre él y su hijo cuando están juntos.

            Hace tiempo que Dick es un héroe para muchos, sin haberlo pretendido. Pero, como él dijo en una entrevista en televisión, se alegra – y le da más fuerzas aún – saber que su esfuerzo pueda inspirar a otras personas que viven idéntica situación y que se sienten tentados a dejarse vencer por el desaliento, lo que le anima a cumplir también con un cometido añadido que él no esperaba ni había imaginado, como es contestar cartas e emails de familias para las que los Hoyts han sido un ejemplo de unidad y trabajo en equipo. Y cuando un buen ejemplo llega al corazón de muchos, no se le debe dejar extinguir. Por muchas razones, pero, sobre todas, porque necesitamos ejemplos así para nosotros y nuestros hijos.

            Yo admiro a Dick Hoyt, como admiro a mis primos de Barcelona, Manel y Magda, que un día decidieron que no permitirían que su pequeño Xavi (que hoy me saca ya unos cuantos centímetros) se quedara anclado, por su parálisis cerebral, en una silla para el resto de su vida. Hoy Xavi sigue necesitando algunos cuidados especiales, y los necesitará siempre; pero gracias al amor y el esfuerzo de sus padres, camina solo, sigue una vida normal y puede incluso viajar con ellos a cualquier lugar sin necesidad de ninguna medida fuera de lo común. Creo que personas así merecen reconocimiento y el mayor de los respetos. Son héroes casi siempre anónimos, que después de recibir los aplausos y la admiración de algún homenaje ocasional, vuelven a su vida diaria, a sus hogares, a seguir siendo héroes a diario.




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